Música de Mercedes Sosa

CONVERSATORIOPROYECTO FEMINISTA Y TRANSFORMACIÓN SOCIAL

Miércoles 10 de Diciembre - 5:00 p.m.
Auditorio Oval. Edificio de Posgrados de Ciencias Humanas
Universidad Nacional

Invitadas
OCHY CURIEL: Activista del movimiento feminista, de mujeres negras y del movimiento lésbico latinoamericano y caribeño.
BLANCA LILIA RODRÍGUEZ: Activista del movimiento de mujeres en Colombia y defensora de derechos humanos.

El espacio pretende propiciar una reflexión sobre el carácter crítico y emancipador del feminismo, y sus relaciones con otros proyectos y procesos de transformación social. Dada la amplitud del tema, proponemos algunas preguntas orientadoras para enfocar el debate hacia nuestras preocupaciones más urgentes. En todo caso, las ponentes cuentan con discrecionalidad para enfatizar en unas temáticas o proponer otras, y para responder o intervenir en todas las reflexiones.

1. Reflexión sobre la diversidad al interior del feminismo y su “núcleo duro”. Está en boga el uso del plural Feminismos, como una forma de insistir en la diversidad de las apuestas políticas y de las variables explicativas al interior del paradigma. Aunque esta estrategia sirva para complejizar el escenario del feminismo, también deja una especie de sin sabor: el significado del feminismo aparece diluido, evaporado en sus múltiples apellidos (liberal, socialista, radical, de la diferencia, posmoderno, etc.). Frente a un panorama tan amplio y variado: ¿Qué es lo que hace posible englobar tantas tendencias en un paradigma común? ¿A qué nos referimos cuando hablamos de feminismo, en singular? ¿Cuál es y ha sido el “núcleo duro” de este proyecto histórico?

2. Reflexión sobre el carácter crítico y revolucionario del feminismo. Comúnmente, la pregunta por la emancipación o por la transformación social es abordada desde posturas de izquierda, que sitúan las reivindicaciones socioeconómicas en el corazón de las apuestas revolucionarias. Ya sea por desconocimiento o por desconfianza, los no-feministas suelen ubicar el feminismo al margen de la transformación social, como si sus apuestas quedaran reducidas a meros paliativos frente a la situación de las mujeres. En el mejor de los casos, se acepta que el feminismo es importante para un proyecto revolucionario, pero como mero complemento y no como una apuesta transformadora en sí misma. En el peor de los casos, se afirma que el feminismo es inofensivo para el statu quo, y que resulta totalmente compatible, incluso, con proyectos políticos no democráticos. En ese sentido: a. ¿Considera que el feminismo es un proyecto crítico en sí mismo? ¿emancipador? ¿revolucionario?; b.¿Qué pertinencia tiene para esta reflexión la distinción entre las diversas tendencias al interior del feminismo?; c. Tomando partido entre las tendencias, ¿qué variables feministas ofrecen una cara más transgresora, emancipatoria o revolucionaria?

3. Reflexión sobre las demandas y la agenda del feminismo hoy. Como feministas jóvenes, nos enfrentamos a la pregunta sobre una agenda feminista que responda a nuestro tiempo y al lugar desde el cual pensamos y actuamos. Las opciones más inmediatas que se nos ofrecen son, o un balanceo hacia las reivindicaciones más gloriosas y trasgresoras del movimiento feminista en el siglo XX, o las agendas actuales de la cooperación internacional y la institucionalización de género, o la inserción en un movimiento de mujeres que se resiste a llamarse feminista. Ninguna de las opciones parece completamente satisfactoria: las reivindicaciones del feminismo europeo y norteamericano resultan ajenas a nuestro contexto y poco precisas para un estado de cosas más complejo en el siglo XXI; la agenda de la cooperación internacional resta autonomía a las organizaciones de mujeres y ha desplazado el ánimo trasgresor del feminismo por una “perspectiva de género” institucionalizada; la apuesta del movimiento de mujeres, pese a su carácter popular, no ha priorizado la pregunta por las causas de la opresión femenina y mantiene el sesgo de “la clase” como el principal factor de opresión. En este marco, quisiéramos discutir con ustedes sobre los límites y aportes de los tres escenarios mencionados para la construcción de una agenda feminista que responda a las necesidades de su contexto. Nos preocupa especialmente que el distanciamiento entre estas opciones políticas, coincide con un distanciamiento entre la reflexión académica, las prácticas institucionales y los procesos populares.

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